KILIC O CIMITARRA

de Solimán I “el Magnífico” o “el Legislador”

 sultán del Imperio Otomano (Turquía, 1520)

 

Museo Histórico de Arte de Viena (Austria) Corte de caza y armería, A 1341   

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       En el Imperio Otomano el sable o cimitarra de hoja curva era el arma característica y se denominaba kilic. Del sultán  Solimán I se conservan varios sables, siendo este uno de ellos.

     Esta guarnición al estilo turco, es de plata dorada al fuego. Los gavilanes, rectos y terminados en sendas bolas están decorados, en su parte central entre la guía para la vaina y la pequeña prolongación que sujeta el puño, con ramajes y flores. Éste, es de madera forrado de piel negra, con un pomo del mismo metal y decoración del resto de la pieza y que se inclina, ligeramente, hacia uno de los gavilanes.

     Hoja de acero, curva, con un vaceo central en casi toda su longitud. Lomo plano al interior y filo al exterior, incluida la pala, que es mas ancha que el resto de la hoja.  La vaina, de cuero negro se compone de un brocal, dos abrazaderas en forma de medallón con sus respectivas anillas y una contera, todo ello en plata dorada como la guarnición y luce la marca del platero como sello distintivo del taller de la corte de Estambul.   

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Izquierda arriba: Mehmet II “el Conquistador”, bisabuelo de Solimán I.   Izquierda abajo: Selim I padre de Solimán I. 

Derecha: Solimán I pintado por Ticiano

 

      Solimán I, llamado el Magnífico, entre los occidentales, o  el Legislador, entre los turcos, nació en 1494 en Szigetvár (Hungría) y fue sultán del Imperio Otomano desde 1520 hasta su muerte. Era el biznieto del sultán Mehmed, que conquistó Constantinopla en 1453.

     Se le describe con un hombre de carácter tranquilo y reflexivo y se le recuerda como el sultán más grande de la historia otomana ya que expansionó el imperio con la conquista de Belgrado, Rodas, Hungría, Persia, Irak y, posteriormente, parte del norte de África.

     Su reinado se conoció como el “Siglo de Oro” para la literatura turca, siendo, él mismo, escritor en diversas lenguas, convirtiéndose algunos de sus  versos, en proverbios. Creó nuevas leyes llamadas ”El código legal de Solimán”. Consiguió establecer una economía muy prospera, lo que favoreció el comercio. Para los desplazamientos construyó carreteras y puentes y también instauró, la educación universal y casi gratuita para toda la población. También erigió números monumentos, mezquitas, palacios e instituciones sociales, especialmente en Constantinopla, ya que la quería convertir en el centro del mundo islámico. Hoy en día, podemos admirar la Mezquita Imperial de Solimán que, hasta 2019, era la más grande de la ciudad de Estambul siendo en estos momentos superada por la mezquita de Çamlica.

 

ESPADAS DE PERSONAJES HISTÓRICOS DEL MUNDO

Autor: Vicente Toledo Momparler